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Ben Goldacre: “Los fallos en los ensayos clínicos cuestan vidas”

  • El médico británico denuncia las malas prácticas de las farmacéuticas en su libro “Mala Farma”.
  • Su campaña para que se publiquen los resultados negativos está obteniendo los primeros frutos.

 

 

El 90% de los ensayos clínicos son patrocinados por la industria farmacéutica, los ensayos que dan resultados negativos no se publican y los médicos prescriben medicamentos agasajados con viajes y regalos de todo tipo. Son algunas de las distorsiones que denuncia Ben Goldacre en su libro "Mala Farma", publicado por Paidós, un concienzudo ensayo sobre los fallos del sistema médico y las posibilidades reales de mejorarlo y ayudar a salvar más vidas. 

 

 

Le confieso que cuando leí su libro me asusté bastante, ¿era su intención?

No era mi intención, lo que quería denunciar es que los médicos y científicos no hemos sido suficientemente ambiciosos para arreglar los problemas de la medicina. Probablemente la razón es que trabajamos con problemas abstractos y solemos olvidar que los números se traducen en sufrimiento en el mundo real.  

Pero, ¿está nuestra salud en peligro?

Soy muy claro en esto: no es muy frecuente que un medicamento que sale al mercado haga más daño que bien. Eso sucede a veces, pero es infrecuente. Lo más importante es que estamos equivocados sobre el beneficio relativo de los tratamientos. Solemos fijarnos en la cantidad de vidas que se salvan, pero lo que vemos es que hay una combinación de ensayos clínicos mal diseñados o incompletos, o distorsionados por técnicas agresivas de marketing. Nadie vende nada que haga daño realmente, pero el paciente no está recibiendo los mejores tratamientos. Así que este libro es sobre las imperfecciones de la medicina, de nuestro fracaso a la hora de ser ambiciosos para arreglarlas. 

--> Leer: Las diez peores prácticas de la industria farmacéutica, según Ben Goldacre

Pero dibuja un panorama....

La medicina basada en la evidencia es más reciente que lo que la gente piensa. Muchos creen que es una especie de fuerza de la naturaleza, cuando en realidad nació en los años 70, cuando se establecieron los protocolos para los ensayos clínicos. De esto hace solo cuatro décadas, y las revisiones y metaanálisis solo empezaron a hacerse en los 90. Eso es increíblemente reciente. El problema es que inventamos las ideas básicas, las desarrollamos y luego paramos. Es muy obvio para cualquiera que lea más allá de la portada que éste no es solo un libro sobre las farmacéuticas sino sobre un ecosistema completo de problemas que hace que en Medicina no estemos haciendo todo lo que podemos.

¿Cuántas vidas se pueden estar perdiendo por estas imperfecciones?

Creo que es muy difícil de estimar, porque por ejemplo si hablas de resultados no publicados no sabes cuántos han sido retenidos, y tienes que contar con que los médicos no son prescriptores perfectos, puede que no lean todas las pruebas disponibles. Pero en otros casos es un poco más fácil.  Por ejemplo se pueden hacer ensayos más grandes y más sencillos, mejorando los modelos y pequeñas mejoras podrían evitar muchas muertes. Todo esto pasa porque hemos permitido que persista una situación. Hemos fallado en calcular la incertidumbre, en hacer suficientes investigaciones, hacer las cosas más baratas... Es un caso claro en el que nadie es malo, nadie está haciendo dinero, pero no hacemos lo suficiente para resolver estas incertidumbres.

Por ser más concretos, ¿qué pasó con la Lorcainida, por ejemplo?

La Lorcainida pertenece a una clase de medicamento que se usó ampliamente hace unos años para tratar un cierto tipo de arritmia cardiaca. Hubo muchas muertes, no se dieron cuenta de que era dañino durante mucho tiempo. El primer problema es que la gente confió mucho en los resultados a corto plazo. Asumías que si podías prevenir las arritmias reducías la mortalidad, pero cuando vieron la cifra después de diez años descubrieron que aunque reducía las arritmias, incrementaba el número de personas que moría. Esa es la primera lección. La segunda es que a finales de los ochenta se hizo un ensayo con este medicamento, se descubrió un fallo y se descartó comercializarlo. Pero este resultado no se conoció hasta 15 años después, cuando el autor reconoció en una revista que había sido un error no publicarlo. Es un ejemplo muy bueno de que no publicar los resultados de un ensayo, aunque no salga al mercado, puede terminar causando un daño a los pacientes.

Se están ocultando la mitad de los resultados...

Exacto. Y es muy importante conocer los resultados de todos los ensayos, porque solo conocemos los positivos y obtenemos una imagen distorsionada. Esto puede hacernos creer que un medicamento es mejor que otro cuando es justo al contrario. Si tiro un dado pero te oculto la mitad de los resultados, puedo hacerte creer que es un dado en el que solo salen los números 4, 5 o 6, y si tiro una moneda al aire 100 veces pero te oculto la mitad de tiradas puedo hacer que parezca que con esta moneda solo salen caras, pero no es que la moneda sea mágica, es más bien que yo soy un tramposo y tú eres tonto por dejarme hacer esto.

Su intención es conseguir que se publiquen los resultados negativos, ¿está teniendo resultados?

Sí, ha habido un increíble avance y estoy asombrado por lo que ha pasado. Escribí este libro pensando que solo lo leerían 2.000 personas, porque es una pieza difícil, no es un libro popular ni de autoayuda, sino una pieza seria sobre cómo funciona la ciencia. Pero en Reino Unido ha vendido 100.000 ejemplares y ha tenido un gran impacto político, hay diputados que han empezado a preguntar en el Parlamento y se han empezado a plantear cómo arreglar este problema. Los reguladores, la asociación médica británica, muchos han manifestado la necesidad de hacer algo y de publicar todos los resultados, incluidos los negativos, en el futuro. Pero todavía tenemos que poder acceder a los ensayos hechos en el pasado, porque los medicamentos que tomamos ahora se hicieron entonces. Por eso hemos iniciado una campaña llamada ‘All Trials’ (Todos los ensayos), accesible en la web www.alltrials.net, que tiene el apoyo de unas 50.000 personas y de importantes instituciones británicas, y también de GSK una de las mayores farmacéuticas del mundo, un gesto muy valiente porque reconocen que hay un problema que la industria al completo debe resolver.  Parece que empiezan a entender que la trasparencia es importante.

¿Ha recibido presión de las farmacéuticas?

Bueno, su postura fue un poco vergonzosa y arrogante. El día que se publicó el libro dijeron que todo lo que yo decía había sido solucionado hacía tiempo. Y eso es claramente falso. Cuando dices que lo blanco es negro, en temas que están tan bien documentados, creas desconfianza hacia toda la industria y le haces un flaco favor. Si lees el libro digo cosas positivas de la industria, no todo lo que hacen es malo, pero cuando fingen que todos estos problemas están resueltos, se cargan la credibilidad de la industria pero también la de  los médicos, porque la gente ve que aparecen cada semana temas como los que yo denuncio. Creyeron que los problemas desaparecen fingiendo que no existen.

¿Cómo han reaccionado sus compañeros médicos?

La profesión médica ha reaccionado admirablemente. No he tenido reacciones negativas de compañeros que trabajan cada día como médicos, pero el tema del conflicto de intereses, cada vez entienden mejor que no es aceptable que retengan información a los pacientes. Necesitamos un registro nacional o internacional donde los médicos dejen constancia clara de los regalos o del dinero que han recibido de las farmacéuticas en temas de marketing. En algunos casos es legítimo, pero se tiene que conocer públicamente.

¿No le preocupa un poco que sus argumentos puedan ser utilizados por los que atacan a la medicina desde la pseudociencia?

No creo que haya mucha gente más dura que yo contra los conspiracionistas en medicina. Mi último libro es muy claro al respecto. Los problemas en ciencia no se arreglan fingiendo que no existen. La medicina ha progresado por su trasparencia y porque hablamos sobre los problemas. Nada da más miedo a la gente que ver que la información es retenida y no podemos tolerar eso. Y creo que no es aceptable que tenemos que guardar silencio sobre los problemas de la medicina por la opinión marginal de unos cuantos pseudocientíficos, porque a ellos les da igual lo que digas, ellos no manejan datos ni pruebas, es irrelevante. Porque discutamos sobre los problemas de diseño de los aviones no significa que las alfombras voladoras funcionen.

¿Es optimista respecto al futuro?

Creo que es muy difícil de predecir lo que pasará. Empezamos a saber que había un problema en 1986, por un artículo en Science, y llevamos 27 años sin arreglarlo por una política activa de las industrias empeñadas en retrasarlo. Cada vez está mejor documentado y las farmacéuticas empiezan a entender que negarlo les perjudica. La realidad es que vivimos en una época de datos abiertos y es muy poco sabio pensar que pueden intentar que algo no está sucediendo. El mundo está cambiando y ellas deben adaptarse. 

* Artículo extraido de: http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/ciencias-general/ben-goldacre-los-fallos-en-los-ensayos-clinicos-cuestan-vidas_4SnqS87Dqc90jwOoTOzK2/

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